La Junta de Andalucía no reconoce los valores de los humedales del Este de Sevilla y da luz verde al proyecto de urbanización sobre la laguna de “El Sapo”.
Las asociaciones incluidas en la Plataforma Ciudadana Salvemos el Anillo Verde del Este (SAVE!) consideran los argumentos frívolos y poco rigurosos y piden que se cumpla la ley de protección de la biodiversidad para un humedal sobre el que actualmente pesa un proyecto de urbanización en suelos inundables.
Se trata de unos humedales que se encuentran en el Distrito Este, cerca de la zona conocida con el topónimo de “El Sapo” y Buena Esperanza, al noreste de Sevilla. Un entorno de valor ecológico que contiene las últimas lagunas naturales de la ciudad. Han sido estudiadas en los últimos años por universidades e institutos de investigación y puestas en valor por personas del mundo académico y asociaciones conservacionistas como Ecourbe, Torrenatura, Iberozoa, SEO-Birdlife, Greenpeace o Ecologistas en Acción.
Sobre ellas pesa una mega-urbanización que pretende duplicar el número de viviendas de Sevilla Este. El primer proyecto de urbanización conocido como “Santa Bárbara 01” planea construir 3.000 viviendas y un carretera que cortará en dos un Parque Municipal.
Sería el primer paso para las 17.000 que se esperan en el futuro junto al barrio de Torreblanca.
Durante el pasado mes de febrero el Pleno del Ayto. de Sevilla reconoció su valor biológico y social, sólo unos meses después de que se iniciara el procedimiento para incluirlo en el Inventario Andaluz de Humedales. Gracias a la riqueza del entorno y fruto del trabajo de investigación multidisciplinar iniciado en 2021, los investigadores han descubierto que estos suelos inundables, donde se forman charcas y lagunas temporales, son el hábitat reproductivo de las últimas colonias urbanas de anfibios, aves y grandes invertebrados (libélulas, coleópteros acuáticos y grandes branquiópodos), entre otras especies endémicas. Así lo reconoce la propia Junta de Andalucía que considera “que las especies que se relacionan incluidas en el Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas utilizan estos hábitats de forma puntual”. Tal y como explica la petición de inclusión en el inventario que acompaña un extenso documento justificativo, esta característica, propia de los humedales temporales mediterráneos, es precisamente la razón de su elevada biodiversidad. Al carecer de especies depredadoras, como los peces, realizan su ciclo de vida en función de la precipitación. Es habitual que las masas de agua sufran fuertes presiones e impactos ambientales debido a la contaminación, química y biológica (especies exóticas invasoras) y se ven amenazadas por la construcción de urbanizaciones. Por estas razones están protegidas por la normativa.
Sin embargo, la Junta de Andalucía, aunque reconoce la existencia de especies amenazadas y protegidas, insiste en no considerar su inclusión en el Inventario Andaluz.
La razón, según una carta firmada por el Director General de Espacios Naturales Protegidos de la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, es que no ve razones suficientes para proteger el ecosistema en el que se reproducen dichas especies, por lo que ha denegado la solicitud.
Biodiversidad amenazada.
En las Lagunas de El Sapo y Buena Esperanza se han detectado 21 especies de anfibios y reptiles incluidos en el Listado Andaluz de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, cinco de ellas también recogidas en los Anexos II y IV de la Directiva Hábitats. La Junta de Andalucía rechaza la inclusión del humedal en el inventario porque, si bien asume que hay especies amenazadas en las lagunas, “estas utilizan el sitio de manera puntual, no siendo un hábitat de especial relevancia para su conservación”.
Elena M. Portillo, bióloga, nos explica: “No se debe olvidar que estas especies aprovechan el agua en una actividad tan relevante para la supervivencia como es la reproducción. El uso del hábitat es puntual porque, al tratarse de lagunas temporales, están estrechamente ligadas a la estacionalidad: permiten que se reproduzcan con las lluvias y permanecen secas el resto del año. Lo que no quiere decir que las especies desaparezcan, sino que se refugian en el terreno, resistiendo a veces en modo “quiescente” durante años”.
Las últimas lagunas en la ciudad de Sevilla.
Este humedal es un tipo de hábitat prioritario incluido en la Directiva Hábitats de la Unión Europea 92/43/CE y su nombre “lagunas y charcas temporales mediterráneas” indica la temporalidad en el uso del hábitat por parte de las especies y los convierte en lugares singulares que deben ser conservados en Europa. De hecho, su importancia también aparece recogida en la Ley del Patrimonio Natural y la Biodiversidad y en la Estrategia Nacional de Infraestructuras Verdes y de la Conectividad y Restauración Ecológicas.
En Sevilla capital, el complejo de lagunas temporales, como hábitats de interés comunitario, se consideran los últimos reductos de los antiguas lagunas naturales que ocurrían en lugares como Sevilla, Carmona o Alcalá de Guadaíra. La mayoría de las lagunas, similares a éstas, han desaparecido destruidas por el crecimiento urbanístico.
Actualmente acumula múltiples servicios ecológicos y, dada la escasez de espacios como este, constituyen el único refugio para la reproducción de una nutrida comunidad natural de especies autóctonas. Su situación periférica y el actual estado de abandono de algunos de estos espacios, víctimas de la degradación en el extrarradio, lo convierten en el lugar elegido para edificar una gran bolsa de suelos.
Según la directora de Ecourbe, asociación que defiende unos entornos urbanos más naturales, “la negativa de la Junta de Andalucía a la inclusión del humedal en el inventario, demuestra escaso interés en la conservación y protección de estos hábitats en Sevilla, desobedeciendo las directrices europeas y facilitando la tarea a las constructoras que no se preocupan por el medio ambiente, más allá de sus propios intereses”.
Especies endémicas andaluzas, ibéricas e iberoafricanas.
Las organizaciones piden a la Junta que haga cumplir la ley y no pase por alto la protección de los endemismos cuyos ciclos dependen de las lagunas de “El Sapo”, Torreblanca y Buena Esperanza. “Según el Decreto 98/2004 su existencia es motivo suficiente para su inclusión en el inventario. Que los humedales incluyan especies cuya área de distribución sea exclusivamente andaluza e ibérica, es decir, que no existen en otra parte del mundo, justifica su protección” explica Elena.
Encontramos al sapillo pintojo endémico de la península y al sapillo moteado endémico de Andalucía. La mantis áptera, el gallipato y la especie vegetal Ludwigia palustris única representante nativa del género en la Península ibérica. El Triops (el animal más antiguo sobre la faz de la Tierra) que encontramos aquí, solo se distribuye en la cuenca del Valle de Guadalquivir, por lo que su singularidad es más que evidente. También 80
especies de aves y mamíferos incluidos en el Listado de Fauna Amenazada de Andalucía.
A pesar de ser un entorno abandonado, los investigadores han comprobado que el humedal conserva un singular equilibrio ecológico. El inventario de especies refleja, por ejemplo, la ausencia de larvas de mosquito (culícidos) pues los adultos son depredados por anfibios, murciélagos, aves insectívoras y otros invertebrados mostrando la perfecta funcionalidad de la cadena trófica.
Suelos inundables.
La última razón alegada para dejar fuera del inventario estos humedales de la capital es que “no puede considerarse que el humedal tenga un especial valor dado su carácter artificial, altamente antropizado”.
Los miembros del equipo liderado por Ecourbe han realizado un estudio histórico que revela que la zona que ahora ocupa la laguna de “El Sapo” es un suelo inundable, nunca cultivado, al menos desde inicios del siglo veinte.
Según los investigadores, son las únicas lagunas de este tipo que quedan en la capital.
La zona inundable reúne la cuenca de dos importantes arroyos, el Tamarguillo y el Ranillas. Como en otros casos, se trató de desecar sin éxito mediante la plantación de eucaliptos. A pesar de ello, las inundaciones en Sevilla Este en época de fuertes lluvias son habituales. Un fenómeno que parece más frecuente en los últimos años.
Elena Portillo es la directora de Ecourbe: “es inaceptable que se considere que un ecosistema no tiene valor o no merece ser conservado por estar en suelo urbano”.
“Espacios restaurados, como Central Park en Nueva York o el Parque del Retiro en Madrid, han sido creados artificialmente y están altamente antropizados. La diferencia es que son conocidos y respetados, por lo que conservan una biodiversidad única en las ciudades” indica Elena.
Un corredor verde entre parques.
Según la Estrategia de la UE sobre Biodiversidad para 2030, todas las ciudades europeas de 20.000 habitantes o más deben elaborar planes de renaturalización urbana, cumpliendo también así con la Estrategia Nacional de Infraestructura Verde y de la Conectividad y Restauración Ecológicas recogida en la legislación española.
“La ciudad puede crecer integrando espacios como este pero si la administración no reconoce su existencia, ¿cómo se va a integrar en el entramado urbano?
La Plataforma Salvemos el Anillo Verde quiere que forme parte de la red de espacios libres de la ciudad. Situándose entre dos parques municipales, Torreblanca y el Tamarguillo, es una oportunidad única para establecer un corredor verde que los una y contribuya a la riqueza del futuro Anillo Verde. De hecho, el PGOU de Sevilla así lo contempla.
“Estamos en un momento de crisis climática y social donde muchas ciudades ya han encontrado la solución en la renaturalización. No podemos seguir pensando en ciudades para el cemento y los coches, sino en ciudades donde la naturaleza se exprese y podamos convivir favoreciendo la biodiversidad y aprovechando los beneficios que nos brinda vivir en entornos más saludables”, concluye Elena.